Me convierto en un animal infecundo de razón
que hace del frío la expresión de su aliento
y toma del hastío el manto con el que cubre su pesar
disimulando el ahogo al que se somete mi cansancio.
Te miro como queriendo que veas aún al ser humano
más tampoco puedo diferenciarte de una bestia
que con dulzura me enseñó a ser sometido
y acostumbrarme al picor malsano que producen las cadenas
Entonces,
vuelvo a olvidarme
del hombre que fui.