Mis Letras.

Escribo para la dilatación de un tiempo perpetuo
para la eternidad de un instante que se proyecta con el cielo
a través de mis versos que anhelan alzar vuelo
y alcanzar el infinito que se esconde en cada rincón del universo.

Presentan mis dedos la identidad de la esencia en mi alma
proyectan mi espíritu en medio de la contemplación de mi conciencia
en cada susurro del viento, cada revelación de la tierra que me habla
y me declara que la perfección es una virtud de todo elemento.

Mis sueños están esbozados por las letras que dirigen mi inconsciencia
en el espacio ilusorio en que mi mente se extasía
y se expresa con universos alucinatorios en los que reina
en trono de cristal e iluminación que fulgura con color.

Así mis letras son extensión de mi conciencia
Miembros de mi alma multiforme que cobra vida cuando escribe
que expresa sus movimientos a través de las líneas soñadoras
y que en cada sincronía manifiestan libertad.

Me Duele El Amor.

Me duele el amor
o lo que tan solo es un esbozo
los vestigios de un recuerdo marchito
besos húmedos en la aridez de una vida sin presente
un pasado marcado por la ligereza de una mente inconsistente
el transcurrir del tiempo marcado cada instante en roja carne.


Me duele tanto el amor
porque esta soledad me agota hasta el cansancio
confinar mi alma a las agrietadas celdas de la indiferencia
donde no penetran las miradas
se pierden en un cielo oculto y sin destino
condenado a un agobiante padecer.


Me duele el amor
pues estoy hecho para amar sin medida
mi pasión es desbocada, intensa y con brío enardecido
no concibo el gélido abrazo de quien no siente con el alma
ni me declare palabras que se pierdan en el aire frio
acostumbradas también al rencor y la soledad.



Me duele el amor
Y al parecer me he vuelto adicto al dolor
pues sus agujas punzantes me recuerdan que aun vivo
a la espera de la hermosura de lo incierto
ante la presunta calma de quien espera con el alma
y jamás desea dejar de amar.

Amor Contenido

Contengo este amor en mi alma
lo cohíbo, lo reprimo
le enseño las barreras impuestas por la falta de locura
por la desazón de lo que anhela la certeza
el miedo a sucumbir ante el dolor sin medida,
de perder una vez más el corazón por asumir el desenfreno
y quedar proyectado en un océano de sombras.

Lo contengo porque así lo demanda la princesa de mi trono
la artífice del oráculo que dirige mi ensueño
me obliga a imponer una estaca que me ligue a la realidad
a jamás hacer caso omiso del olvido,
del cristal que yace roto en la arena por causa del tiempo sin recuerdo
o que se anhela rechazar por miedo al sufrimiento
que amenaza con su inclemente sombra
así la luz resplandezca desde el cielo.

Lo contengo pues también me apasiona la calma
el deseo que se somete por el sosiego de mi alma
la paciencia que sostiene mi espíritu recién nacido
y le enseña el valor de un sentimiento bendecido
que trasciende las limitaciones de la carne
se expande en estas letras que sueñan llegar a su destino
engullidas por su alma, en el fondo de su conciencia
para quizás, al fin alcanzar la gloria.